Estos últimos días del curso escolar está visitando nuestra Biblioteca el libro CIEN AÑOS DE SOLEDAD, de Gabriel García Márquez. Pero no se trata de cualquier ejemplar; es una primera edición, que guarda todos los secretos de Macondo, las vivencias del coronel Aureliano Buendía y el hechizo que te arrastra a su lectura ininterrumpida. Realismo mágico lo llaman; yo diría que es algo parecido a los movimientos de sístole y diástole, es vida. Cuando este libro llega a tus manos te sumerges en la vida entrelazada de cientos de personajes y te sientes atrapado entre los bananos que bordean esas húmedas e interminables avenidas "donde el silencio parecía llevado de otra parte, todavía sin usar,..."
A los alumnos y alumnas del Tercer Ciclo los llevaremos a ese Macondo que apenas era una "aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos".
Alguno, dentro de poco, pedirá a sus padres que le expliquen cómo era aquel mundo, "tan reciente, dice García Márquez, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo". A muchos de ellos se les despertará la imaginación y llegará a ser tan desaforada como la de José Arcadio Buendía, que "iba siempre más lejos que el ingenio de la naturaleza, y aún más allá del milagro y la magia".
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