El lunes 29 los niños y niñas de tercero y cuarto hicieron una ruta literaria con narración de cuentos y leyendas en el casco histórico de Sevilla. Leyendas que les hablaron de nuestro pasado fenicio, árabe o judío de una ciudad romántica, renacentista o medieval.
¡Fue fantástico!
Cuentos y leyendas de Sevilla on PhotoPeach
miércoles, 31 de mayo de 2017
lunes, 22 de mayo de 2017
MÁS CUENTO QUE CALLEJA
En primero nos pasamos el día buscando excusas para inventar cuentos o... buscando cuentos para inventar excusas, la verdad es que no sé muy bien cuál de las dos...
Un día nos encontramos en nuestro libro una imagen preciosa del abecedario, lleno de dibujos que nos sugirieron personajes e historias muy, muy, jugosas.
El caso es que así, sin más, empezamos entre todos a componer un cuento, en forma de retahíla, bastante divertido y disparatado.
LAS AVENTURAS DEL ABECEDARIO
Había
una vez una abeja que vio un barco. Se quería montar pero se le
olvidó el billete y fue a su casa a
recogerlos. Cuando llegó a su casa se encontró un niño y le picó en el dedo. Salió de su casa y se encontró a
un elefante subido a una farola. Al lado había un gato comiéndose un helado. El gato siguió paseando y se encontró con un iglú que estaba hecho de jarrones. Dentro del iglú había un
esquimal comiendo kiwis.
Se
hizo de noche y salió la luna. El
niño, al que le picó la abeja, hizo un pastel con manzanas que olía (nariz)
muy bien. Se encontró un Ñu.
El
oso como estaba lloviendo cogió el paraguas. El oso fue a casa a comer queso y a escuchar la radio. Al día siguiente salió el sol y se puso a hablar por teléfono con sus amigos. Decidió
comprar unas uvas para invitarlos.
Se acordó que era el cumple de uno de ellos y sacó las velas. Le regaló una tabla de windsurf.
Tenía un xilófono lleno de polvo, lo
limpió y se pusieron a tocar. Y como les entró hambre, se comieron un yogur. Jugaron a disfrazarse y el oso
sacó sus zapatos de payaso.
Y
colorín, colorado… este disparate se ha terminado.
lunes, 15 de mayo de 2017
UN AÑO DE CUENTOS
Había una vez un país llamado Clarilandia. Sus habitantes eran unos duendecillos muy revoltosos a los que les encantaban los cuentos de aventuras. Su reina era una sabia maga que se pasaba el día enseñándoles las cosas importantes de esta vida. Por la noche se reunían alrededor del árbol de los sueños y bebían la savia que les permitía soñar con aventuras.
Pero un día, se terminó la savia y acudieron a la maga muy tristes y preocupados. La dulce reina les dijo que era el momento de hacer lo que habían aprendido e ir en busca de aventuras. Cada duendecillo y duendecilla preparó una bolsita con las herramientas que les había enseñado a usar la reina y se fue en busca de aventuras. Al cabo de dos años regresaron y contaron a los demás lo que habían vivido. La maga les explicó que debían escribirlas, pues el viento del norte se llevaría sus palabras y no llegarían al árbol de los sueños.
Los duendecillos, muy dispuestos, cogieron las plumas de cristal, la tinta de las amapolas y empezaron a escribir. A medida que aparecían las palabras y los dibujos, el árbol empezaba a reverdecer y pronto empezó a manar la savia que los alimentaba. Pronto volvieron a reunirse alrededor del árbol.
Y colorín, colorete...
Un año de aventuras on PhotoPeach
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