¡Buenos días a todos y a todas! Aquí os dejamos un maravilloso escrito realizado por nuestra alumna de sexto Blanca. Todo ha surgido de un tarea que realizan los alumnos desde la tutoría todos los viernes para la mejora de la lectura y escritura. La tutora, les pide todas las semanas que realicen un escrito libre que debe contener unas palabras en concreto. Pues bien, hace unas semanas, Blanca nos dejó sorprendidos por cómo había dejado volar su imaginación e inspiración y queremos compartirlo con todos vosotros.
¡Que lo disfrutéis! ¡ Olé por Blanca!
UN TORNADO DE EMOCIONES
Hola a todos, os preguntaréis que quién soy yo, y qué
estoy haciendo aquí. Pues mi nombre es Ana y estoy aquí para enseñaros lo que
tendría que haberos enseñado hace bastante tiempo. Supongo que, algunos de
vosotros habéis sentido lo que hoy os intento explicar. Como sabréis hay muchas
clases distintas de libros, entre ellos, hay algunos que te hacen sentir lo que
está ocurriendo; libros que te hacen reír, llorar, soñar… Pero todos esos
libros tienen algo en común; algo especial; inexplicable. Por eso es tan
importante que los leáis, para poder sentir esa sensación tan especial y para
que las nuevas generaciones sigan nuestras costumbres, y los sigan leyendo. Pero ahora os contaré mi
historia, la historia en la que os explicaré cómo ocurrió lo más importante que
me ha sucedido jamás.
Era un día precioso, soleado y fresco de primavera cuando
yo leía tranquilamente en mi jardín; estaba tumbada en el césped, a la sombra
de un árbol y la brisa acariciaba mi rostro suavemente. Me habían regalado
aquel libro por mi cumpleaños y estaba decidida a leérmelo sin parar hasta terminarlo,
pero entonces me empezó a latir el corazón tan fuerte que el libro se me
escurrió de las manos y cayó al césped. Después, la brisa empezó a arreciar;
las páginas del libro se pasaban rápidamente y las palabras se desplegaban unas
tras otras formando un pequeño tornado de palabras alrededor del libro. Luego,
el tornado se paró y la brisa remitió. Entonces, me pareció ver a un señor
bastante bajito, parado en mi jardín un poco confuso, pero cuando se dio la vuelta vi a un niño que parecía
tener mi edad. Después, me acerqué a él y él me preguntó: “¿dónde estoy?”, y yo
le respondí: “estás en Londres”. Después, me miró con cara de sorprendido y me
dijo: “hola, me llamo Peter, ¿y tú?”, y yo le respondí: “hola, me llamo Ana”.
Entonces Peter me dijo: “ven, te enseñaré algo”
y respondí: “vale”. Luego me cogió del brazo y empezamos a elevarnos del
suelo; yo pensé que era un sueño. Fuimos al bosque, al río e incluso a la
cascada, pero fuera donde fuera siempre corríamos miles de aventuras juntos. Al
caer la noche se fue y a partir de ese día ocurrió lo mismo consecutivamente.
Crecimos juntos cada día pero al hacernos mayores descubrimos que nos habíamos
enamorado y no podíamos pasar ni un segundo de nuestras vidas el uno sin el
otro. Después de todo, Peter decidió quedarse conmigo para siempre y cuidarme
toda su vida de modo que nunca volvió al mundo del que llegó aquel día.
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Blanca con nuestra mascota de la biblioteca: El Comelibros. |
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Blanca en la biblioteca de nuestro centro. |