UNA PUERTA MISTERIOSA
María
estaba en primero. Este curso, su clase estaba en la planta de arriba
de su cole. Allí había más puertas que en la planta de abajo. Poco a poco había
descubierto lo que había detrás de cada una. Pero aún le quedaba
una... una puerta que no era como las demás. Tenía un montón de
carteles con mensajes muy raros.
¡Qué
raro! Allí entraban muchos niños y niñas. Pero no era una
clase. Cuando entraban llevaban una tarjeta en la mano y cuando
salían llevaban un libro. Salían muy contentos y se los enseñaban
unos a otros.
Un
día, después de Navidad, la seño les contó que iban a visitar un
lugar muy especial. Se pusieron en fila y salieron de clase. María
no salía de su asombro, ¡iban hacia la puerta misteriosa!.
Entraron,
se sentaron y les contaron qué era ese sitio tan fantástico.
Mientras escuchaba, María no podía dejar de mirar todas aquellas
estanterías con todos aquellos libros.
Ella tenía un estantería
blanca preciosa en su cuarto con cuentos, pero allí había
muchísimos más.
Le
dieron su tarjeta y le dijeron que era su carnet. Con ese carnet
podía sacar todos los libros que quisiera.
María
estaba muy contenta porque había aprendido a leer y le gustaba
mucho.
Aquel
día sacó su primer libro. Era un cuento que tenía en la portada el
dibujo de un conejito. A ella le gustaban mucho los conejitos y
seguro que la historia le iba a gustar también.
Aquel
fue un día especial
Esta podía haber sido la historia de cualquiera de los niños y niñas de primero que en el segundo trimestre comenzaron a utilizar la biblioteca del cole. Disfrutaron mucho dando su carnet a la seño Isabel para que les anotara el libro que se llevaban. Les llamó la atención el sonido que el lector de barras hacía cuando lo pasaba por su carnet y por el libro que habían elegido.